
No olvides Santa Señora de la Muerte, que tu también fuiste infante.
En lo recóndito de los abismos temporales, existe un registro de tus ocurrencias infantiles.
La infancia de tu santo concepto ya estaba inferido de poder,
tu gracia ya tenia piedad, por ello te pido, Amorosa Señora,
cuida de ( diga el nombre del niño o niña ).
Que no les pase nada malo, tiende tu manto sobre las fuentes de peligro.
Cuida su salud y ayuda a que sean gente de bien,
has su corazón claro y equilibrado,
has sus pensamientos prudentes y decididos y brindales la sensibilidad para
que aprecien lo maravilloso de la Gran Obra de nuestro Creador.
Amen.